lunes, 27 de abril de 2015

Educar en la Aldea Global

(Texto elaborado para el editorial de la publicación institucional Exploradores Monclair, Mayo-Junio 2015)

Educar es una tarea de construcción permanente, inagotable. Se dice con frecuencia que es una misión que corresponde de forma esencial a los padres, a la familia; sin embargo, es evidente que en una sociedad compleja y diversa esa tarea sucede también a través de otras instituciones, formales e informales. Es conocido un adagio africano según el cual para educar a un niño es necesaria una aldea entera. En el contexto “occidental”, donde el individualismo alcanza casi todas las dimensiones de la vida, la idea de una aldea que educa puede sonar incómoda, pero valdría la pena reflexionar sobre sus implicaciones: no educamos solos, aislados.

Hoy vivimos en una compleja aldea global. Quizá siempre lo hemos estado en cierta medida, pero nunca antes había resultado tan evidente. Antes compartíamos un planeta, un medio natural, sin ser plenamente conscientes de las repercusiones que podía tener una acción en el resto del globo. Hoy la tecnología nos conecta y hace evidente que ningún acontecimiento esté aislado, todo repercute en otro lado, queramos o no. Compartimos ya no solo el aire que respiramos o el sol que nos alumbra: fluyen entre nosotros ideas, cultura, creencias.

La aldea en la que educamos hoy es mucho más compleja y educar juntos es un reto que demanda mayor conciencia. Creer que educamos solos al interior de nuestra familia puede resultar más fácil, pues por momentos parece que todo está bajo nuestro control. Pero tarde o temprano salimos a las calles o encendemos una computadora y el resto de la aldea se manifiesta.

Educar en nuestra aldea global demanda colaboración, reconocimiento de la diversidad, arraigo de las convicciones personales en un marco de respeto a los derechos universales. Cada familia procurará transmitir su propia cultura, pero no va sola en esta aventura: necesita encontrar en otros –en la escuela, por ejemplo– aliados con los cuales colaborar para lograr que sus hijos encuentren cada día mejores formas de estar en el mundo, para ellos mismos y para los otros.

jueves, 23 de abril de 2015

Encontrar el rumbo

Los tiempos electorales (que por momentos parece que son permanentes, perpetuos) hace que ciertos temas se manoseen hasta el cansancio. Y la educación es uno de los favoritos, por supuesto. Todos apuestan a la educación como la clave para salvarnos de todos los males posibles. No es ocioso ni casual, lo sé; el problema es que no veo que se tome en serio.

Hace un par de años se celebró con bombo y platillo - festejo que desde entonces no se detiene-, una nueva "reforma educativa". ¿Qué hemos logrado desde entonces a nivel Sistema Educativo? El señor secretario del sector pide que no esperemos soluciones inmediatas; tiene sentido, pero algo debería estarse moviendo, ¿no?

En fechas recientes diversos especialistas en el tema educativo han expuesto sus valoraciones sobre los logros y fracasos de la reforma educativa hasta el momento -más los segundos que los primeros, sin duda-. Comparto aquí algunas de esas reflexiones que conviene analizar para comprender por qué la reforma de este gobierno ha sido insuficiente. Me parece especialmente pertinente el señalamiento que hace Manuel Gil en esta nota del portal Educación Futura, cuando destaca que esta reforma carece de propuesta pedagógica o modelo educativo. Ayuda también mirar el asunto desde la posición de Pablo Velázquez, de Mexicanos Primero, que en este artículo subraya la necesidad de transformar y no solo administrar el sistema educativo.

Para completar la foto, recientemente el INEE presentó un informe sobre el cual hasta ahora solo he leído resúmenes y notas periodísticas. A través de esas referencias, creo que se trata de un documento indispensable para evaluar el estado que guarda la nación -dirían los clásicos- en materia educativa. El informe puede consultarse y descargarse aquí

La pregunta espera -urgentemente- nuestra respuesta e iniciativas. ¿Qué podemos hacer desde nuestras trincheras, desde nuestra escuela, desde nuestras aulas, para darle rumbo a un país que reclama con urgencia auténtica calidad educativa, una formación digna para sus niños y adolescentes?