En estos días en que tanto se habla de innovación y del futuro es fácil caer en la tentación de la especulación ociosa y sin argumentos. A ratos no está mal, pero cuando se trata de pensar y organizar nuestro propio futuro, el futuro de las instituciones educativas, más vale hacerlo con elementos.
Hoy que la educación superior (la educación universitaria) enfrenta grandes retos, conviene que observemos y analicemos esos fenómenos desde educación básica. ¿Por qué? Encuentro al menos una razón suficientemente importante: los cambios en las universidades vienen impulsados por tendencias en el mundo laboral, en una cadena de arriba hacia abajo; si en las bases nos aferramos a estructuras del pasado, nuestros niños tendrán mañana enormes dificultades para encajar en un mundo que les resultará extraño y en al cual no será sencillo adaptarse con herramientas añejas.
Material para reflexionar y explorar las vertientes que está tomando la Educación Superior hay muchas. En estos días he leído artículos publicados casualmente (¿casualmente?) en días recientes sobre el tema. Algunos intentan dar razones para que las universidades se orienten más hacia el futuro; por ejemplo este publicado en Inside Higher Ed: Why Higher Education Need to Be More Future-Focused (Por qué la educación superior debe estar más enfocada en el futuro).
Hoy muchas industrias enfrentan disrupciones que cuestionan lo que tradicionalmente las sostenía (ahí están los multicitados ejemplos de Uber en lo relativo a transporte y Airbnb en hospedajes). Este artículo publicado en University Business explora el tema: Higher ed disruption underway - don't get caught off-guard (La disrupción en educación superior está en curso - que no te tome desprevenido).
Esta tendencia se presenta a través de algunos ejemplos en este artículo publicado en el diario español El País: Universidades disruptivas, así se enseña fuera de lo convencional.
Algunas voces más radicales -al menos desde la perspectiva de quien defiende la persistencia de la Universidad- hablan de la desaparición de los grados universitarios tal y como los conocemos. Un ejemplo de esa visión la plantea Jeffrey J. Selingo en este artículo publicado en Winona Daily News: The four-year degree is dying - but there are innovative ideas (El grado tradicional de cuatro años está muriendo - pero hat ideas innovadoras).
En el marco de estas innovaciones, algunos han hecho notar que muchas de las universidades más célebres del mundo conservan prácticas tradicionales en sus modelos educativos. ¿Por qué sucede? El investigador Eduardo Andere explora una hipótesis en este artículo publicado en el portal mexicano Educación Futura: ¿Por qué las mejores universidades del mundo no enseñan por competencias? (El texto de Andere puede resultar provocador, sobre todo para quienes estamos en Básica o Media Superior, sin embargo creo que pone en acento en un asunto muchas veces olvidado por los docentes: el peso de la motivación. Me parece que ahí se abre una veta que debemos analizar con urgencia: ninguna de nuestras estrategias innovadoras resultará realmente efectiva si el alumno no desea aprender.)
Si sientes que la educación superior está muy lejos de tu territorio, te invito al menos a leer este artículo publicado en Quartz que habla de la educación básica: Schools are finally teaching what kids need to be successful in life (Las escuelas finalmente están enseñando lo que los chicos necesitan para ser exitosos en la vida).
No planteo que compremos sin cuestionar lo que plantean estos artículos: sugiero que a partir de estas (y otras) exploraciones, identifiquemos lo que buscamos y las estrategias que podemos implementar a fin de contribuir para que nuestros estudiantes de hoy cuenten con las herramientas necesarias para abordar con logros y felicidad su vida en el futuro.