"No queda espacio para pensarnos la educación en los términos que nos la hemos pensado, en los términos en los que la estamos explorando la mayoría. ¿Qué queda? A bote pronto se me ocurren dos salidas: esperar la catástrofe (que al menos algunos intuimos) o adelantarse y poner patas arriba lo que tenemos y estamos construyendo hoy. La conciencia de nuestra finitud puede hacer perfectamente viables las dos: postergar el fin, dejar que suceda a los que vienen; o esforzarse y encontrar en ello una alegría. Optar por una u otra es, creo, algo casi constitutivo de cada persona. Los que tendemos a lo segundo, no cejaremos en transmitir la idea de que el esfuerzo merece la pena. Lo que necesitamos en todo caso es pensarnos bien un ideal que lo legitime. EPC"
Apunte registrado en abril de 2008.
El apunte es mío. Lo encontré hace un rato mientras buscaba ideas para argumentar una ponencia que estoy preparando para presentar en enero. Leo lo que escribí en aquella primavera catalana y descubro muchas cosas. Descubro que pese a la contundencia de una realidad que no me gustaba, me ubicaba entre los que están dispuestos a esforzarse por hacer algo diferente. ¡Qué contraste con el derrotismo que me invade en días más recientes! Quizá sea el otoño. La caída de las hojas. Viene el invierno y éste siempre me ha parecido una buena oportunidad para renacer.
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