Con alarmante velocidad, en los últimos años se han empezado a difundir “programas integrales” para promover en las escuelas un mayor aprovechamiento de los entornos digitales con fines educativos. Estos programas ofrecen programaciones y contenidos que ya antes eran gestionados a través de materiales impresos y que ahora suman “la riqueza” de las tecnologías digitales. Tanto instituciones públicas como privadas en México han recibido con entusiasmo esta nueva oferta de servicios comercializados con la consigna de “facilitar” el trabajo al docente y “enganchar” a los alumnos con contenidos atractivos y entretenidos. Si bien las tecnologías digitales se presentan como potenciales vehículos para la creación y gestión plural de ideas, la amplia aceptación de estos programas educativos pone sobre la mesa el riesgo de desperdiciar ese potencial democrático en favor de una administración centralizada de contenidos.
Aunque aparentemente no tiene relación, el párrafo está tomado de una ponencia que presenté en enero de 2013 sobre la comunidad de indagación filosófica en la escuela y los entornos digitales. Lo recupero con la intención de desarrollar con más serenidad esta idea que describe lo que es cada día una moda más arraigada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario