No hemos terminado de vivir las consecuencias de la imposibilidad material de concretar la obligatoriedad del preescolar, y ya nos enfilamos a este nuevo reto, como si publicar una ley fuese un acto que mágicamente conduce a la realidad que describe.
¿Y si antes de hacer obligatoria la media superior, garantizamos en serio la calidad de la básica?
Si ya de meter mano nuevamente al 3ero constitucional se trata, bastantes de los términos que contiene habría que replantearnos.
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